Por Ezequiel Serres – Historias de la Realidad
Una niña de 4 años desapareció de su kínder en Santa Cruz de la Sierra. No hubo testigos. No hubo gritos. Solo el eco de una ausencia que se ha extendido por más de tres décadas. Esta es la historia de Norma Roca, una madre que se transformó en investigadora para encontrar a su hija, Leidy Yenny Justiniano Roca, y que hoy sigue buscando una verdad que el sistema nunca le dio.

Una desaparición sin respuestas
Era marzo de 1990. Leidy Yenny, una niña de apenas cuatro años, llegó disfrazada al kínder Club de Leones Nº4 para participar en una actividad escolar. Nunca más se la volvió a ver. Según el relato de su madre, Norma Roca, ese día marcó el inicio de una lucha incansable que aún no ha terminado.

Norma denunció de inmediato la desaparición. Sin embargo, lo que encontró fue indiferencia. Las autoridades no activaron ningún protocolo de búsqueda urgente. El caso, como tantos otros en Bolivia, se diluyó con el tiempo y quedó archivado en el silencio institucional.
La madre que nunca se rindió
Norma Roca no se resignó. Asumió un rol que no le correspondía: el de investigadora. Recorrió barrios y ciudades. Cruzó fronteras. Se sometió a cinco pruebas de ADN. Encargó retratos evolutivos de su hija mediante inteligencia artificial. Y contrató detectives privados con sus propios medios. Todo, en una cruzada solitaria por la verdad.

Con el paso de los años, construyó su propia teoría: la desaparición de su hija no fue un hecho fortuito ni la obra de un desconocido. Norma sostiene que fue un plan familiar cuidadosamente armado.
¿Un secuestro desde adentro?
De acuerdo con su investigación, la clave estaría en la figura de la madrastra de Yenny. Norma asegura que, tras una demanda de pensión de alimentos contra el padre de la niña, miembros de su entorno familiar idearon un plan para alejarla de su madre de forma permanente.
Tres días antes del secuestro, la madrastra llevó a la niña a comprar un disfraz. Para Norma, ese gesto no fue un simple detalle: sospecha que fue la ocasión para obtener documentación falsa. El día de la desaparición, la misma mujer se presentó en el kínder con la excusa de entregar material escolar. Entró, pero no volvió a salir. Y desde entonces, Yenny también desapareció del mapa.

La pista del lunar
Hoy, Norma cree que su hija podría estar viva, bajo otra identidad. Yenny tendría entre 38 y 39 años. La única pista física que podría ayudar a reconocerla es un lunar en la nuca con forma de mapa, una seña distintiva que su madre nunca olvidó.

Con esa imagen en la memoria —y una esperanza que resiste al tiempo— Norma lanza un mensaje al mundo: si alguna mujer siente que algo no encaja en su historia, si fue adoptada o criada bajo circunstancias extrañas, y tiene un lunar en la nuca… tal vez sea ella.
La lucha por no olvidar
Más de tres décadas después, no hay detenidos. No hubo justicia. Pero hay una madre que sigue luchando. Norma Roca se ha convertido en símbolo de resistencia para muchas otras mujeres que buscan a sus hijos desaparecidos en un país donde la impunidad es rutina y la justicia, un lujo lejano.
Esta es una historia real. Y como muchas otras, sigue abierta. Porque mientras haya una madre buscando, la verdad no muere.
📌 Si tú o alguien que conoces tiene información sobre este caso, o sospecha que podría tener relación con la identidad de Yenny, no dudes en contactarte. Compartir esta historia puede ser el paso que falta para encontrarla.
