
India. Entre la destrucción, el fuego y el desconcierto que dejó el siniestro del vuelo AI-171 de Air India, una escena estremecedora capturó la atención del mundo: un hombre herido, desorientado, pero con vida, salió caminando de entre los restos del Boeing 787-8 que se estrelló con 242 personas a bordo. Su nombre es Ramesh Vishwashkumar, ciudadano británico de 48 años, y hasta ahora es el único sobreviviente confirmado de la tragedia.

Vestido con una camiseta blanca manchada de sangre y pantalón oscuro, Vishwashkumar fue captado por las cámaras cojeando hacia una ambulancia. Su rostro reflejaba el horror de lo vivido: confusión, angustia, y una desesperada búsqueda. “No encuentro a mi hermano”, decía una y otra vez a los socorristas. Viajaba junto a Ajay Kumar Ramesh, de 45 años, quien ocupaba un asiento en otra fila del avión siniestrado. Hasta el momento, su paradero sigue siendo incierto.

El vuelo AI-171 partió de la ciudad costera de Diu con destino a Londres-Gatwick. Ramesh y Ajay habían pasado unos días visitando a familiares en la India. Lo que prometía ser un viaje de regreso tranquilo, terminó en una de las peores tragedias aéreas del país en la última década.
“Cuando me levanté, había cadáveres a mi alrededor. Tenía miedo. Me levanté y corrí. Había restos del avión por todas partes”, relató Vishwashkumar desde el hospital donde permanece internado con múltiples lesiones, pero fuera de peligro.

El lugar del impacto, una zona densamente poblada en las afueras de Ahmedabad, se convirtió en un caos de sirenas, humo y lamentos. Las autoridades confirmaron que el avión perdió contacto con la torre de control minutos antes del aterrizaje previsto. Los motivos del siniestro aún son materia de investigación. La empresa Boeing ya ha emitido un comunicado prometiendo colaboración total para esclarecer los hechos y revisar el funcionamiento de sus aeronaves.

Mientras los equipos de rescate continúan removiendo escombros, el caso de Ramesh Vishwashkumar es un milagro improbable, un símbolo de esperanza en medio del desastre. Pero su mirada lo dice todo: el dolor por las vidas perdidas, el trauma de haber sobrevivido, y la angustia de no saber qué pasó con su hermano.
¿Cómo es posible que alguien sobreviva a una tragedia así? ¿Qué responsabilidad tendrán las aerolíneas y los fabricantes? ¿Y qué puede aprender el mundo de esta catástrofe aérea?
Preguntas que hoy recorren el planeta mientras Ramesh, el único hombre en pie entre 242 almas, espera respuestas.