Una bebé de apenas un año y dos meses murió este jueves en el Hospital Japonés de Santa Cruz, tras permanecer internada desde el 28 de mayo con graves lesiones en la cabeza. La causa de su muerte apunta a un crimen atroz: infanticidio. Así lo confirmó la Fiscalía, que descalificó la versión de los padres, quienes alegaban un accidente doméstico. Ambos ya fueron enviados a la cárcel de Palmasola.
El fiscal departamental Alberto Zeballos anunció que se amplió la investigación y que se aguarda el informe oficial de autopsia para determinar la causa exacta del deceso. Sin embargo, el Ministerio Público asegura que ya cuenta con suficientes elementos para tipificar el delito como infanticidio consumado.
La historia que narraron los progenitores —María F.J.L. (24) y Carlos A.S.P. (22)— aseguraba que su hija cayó dos veces de un sofá cama. Pero los informes médicos y el nivel de las lesiones contradicen esa versión. Fracturas en el cráneo y otros indicios levantaron la alerta de una posible agresión, tenía lesiones antiguas, lo que marca el infierno en el que vivía.
“La hipótesis de violencia intrafamiliar está siendo respaldada por testimonios, reportes clínicos y registros del hospital”, señaló la fiscal Beybi Contreras Arce, quien lidera el caso.
La noticia ha estremecido a Santa Cruz. La muerte de una inocente y el posible rol de sus propios padres como agresores ha encendido las alarmas sobre la violencia infantil que, muchas veces, ocurre entre las cuatro paredes del hogar.
La Fiscalía prometió actuar con todo el peso de la ley. Pero queda una pregunta que duele en el corazón:
¿Cuántos gritos de auxilio de esta bebé pasaron desapercibidos antes de que fuera demasiado tarde?