El drama de ser madre en Gaza durante la hambruna: “No hay leche, le doy suero oral para que no se deshidrate”

Fuente: Infobae

En medio del colapso humanitario en Gaza, cientos de madres enfrentan una angustia desgarradora: alimentar a sus hijos recién nacidos sin acceso a leche materna ni fórmulas infantiles. La extrema escasez de alimentos ha obligado a muchas familias a improvisar mezclas caseras con elementos mínimos e incluso peligrosos, poniendo en riesgo la vida de los bebés.

En una tienda improvisada junto a la costa, una bebé de apenas tres meses llora sin consuelo. Su abuela, Nemah Hamouda, le da un biberón con agua colada de sopa de lentejas. “No hay leche, ni azúcar. Solo esto, para calmarle el hambre”, dice entre lágrimas. La pequeña Muntaha pesa solo 3,5 kilos y quedó huérfana tras la muerte de su madre, herida en un ataque cuando aún estaba embarazada.

Casos como el de Muntaha se multiplican. Infusiones de anís o manzanilla, tahina diluida, agua sola o incluso pan molido se han convertido en los únicos sustitutos para alimentar a los recién nacidos. Cuando aparece fórmula infantil en el mercado negro, su precio supera los 100 dólares, inaccesible para las familias que lo han perdido todo.

“Le hago tahina con agua, fenogreco, anís… pero la nena solo se enferma más”, relata Azhar Imad, otra madre en Deir al-Balah. En el hospital Al-Aqsa, los pediatras atienden a bebés con signos de desnutrición severa: piel pegada a los huesos, ojos hundidos, apatía. El doctor Khalil Daqran, pediatra del centro, advierte que la situación es crítica: “Si esto continúa, los bebés empezarán a morir en cuestión de días”.

Amna Awad, madre del pequeño Mohammed, intenta mantenerlo hidratado con suero oral. “Desde la mañana no comió nada. Molemos pasta o lentejas para espesar el agua, pero eso le hace daño”, cuenta mientras sostiene a su hijo hospitalizado con un índice de desnutrición alarmante.

Las consecuencias médicas de esta práctica improvisada son devastadoras. Los niños menores de seis meses no pueden procesar alimentos sólidos o líquidos inadecuados sin riesgo de infecciones, asfixia o deshidratación. Sin embargo, para muchas madres en Gaza, ya no existen alternativas. “Es un acto desesperado para compensar la falta total de alimentos”, advierte Salim Oweis, vocero de UNICEF en Ammán.

Según datos oficiales de las autoridades sanitarias de Gaza, al menos 154 personas han muerto por causas relacionadas con la desnutrición, de las cuales 89 son niños. La situación ha rebasado los umbrales del hambre y se encamina hacia un escenario de hambruna, según alertan organismos internacionales de seguridad alimentaria.

Aunque Israel anunció medidas para permitir el ingreso de ayuda humanitaria, tanto la ONU como el Programa Mundial de Alimentos denuncian que los permisos no se están concretando. En medio del caos, la distribución de leche y alimentos sigue estancada entre acusaciones cruzadas: Israel y Estados Unidos responsabilizan a Hamas por desviar la ayuda; Hamas acusa a Israel de usar el hambre como arma de guerra; y la ONU, por su parte, afirma no haber encontrado evidencia de desvíos sistemáticos.

Mientras tanto, en Gaza, madres y abuelas continúan buscando desesperadamente formas de alimentar a sus hijos. “Te juro, tengo hambre. ¿Qué será de estos chicos?”, se pregunta Nemah Hamouda, mientras intenta calmar a su nieta con una mezcla sin nutrientes.