Redacción Red Wind
Llallagua, Potosí | 11 de junio de 2025
La crisis social que atraviesa Bolivia ha escalado a un nuevo nivel de violencia. Este miércoles, dos subtenientes de la Policía Boliviana —Jorge Barrozo Rodríguez y Carlos Enrique Apata Tola— fueron victimados por impacto de bala durante enfrentamientos con grupos movilizados en la localidad de Llallagua, norte de Potosí.
Los uniformados participaban de un operativo de desbloqueo en una zona que desde hace días se ha convertido en epicentro de disturbios y enfrentamientos entre sectores afines al expresidente Evo Morales y las fuerzas del orden. Según testigos, los bloqueadores utilizaron armas de fuego, dinamita y otros artefactos explosivos de fabricación casera. Además, quemaron un bus policial, golpearon a uniformados y retuvieron a varios agentes como rehenes.
El Ministro de Gobierno, Roberto Ríos, confirmó la muerte de los subtenientes y denunció que fueron “vilmente ejecutados” mientras cumplían su deber. La violencia también dejó al menos 14 policías heridos, entre ellos un capitán que se encuentra en estado grave tras sufrir una explosión en las extremidades. El gobierno aún no ha divulgado una lista oficial de los heridos.
“Esto ya no es una protesta, es guerra urbana”
Los enfrentamientos en Llallagua ocurrieron en una jornada marcada por la tensión y la desesperación. Videos compartidos en redes sociales muestran a los policías tratando de reanimar a uno de sus compañeros heridos, mientras otros agentes retroceden bajo una lluvia de proyectiles.
“No queremos más heridos ni muertos. Exigimos que el Presidente declare estado de sitio antes de que esto se salga completamente de control”, exigió Ruth Ajacopa, representante de las esposas de los policías en Cochabamba, quien denunció que los agentes están en inferioridad de condiciones frente a grupos armados y mejor organizados.
Desde el sector civil, cooperativistas mineros y gremios municipales también se pronunciaron. En un comunicado, el Sindicato de Obreros Municipales de Potosí calificó de “inaceptable” la pasividad del gobierno ante lo que describen como una “escalada terrorista disfrazada de protesta”.
Exigen estado de excepción
La presión para que el Ejecutivo declare un estado de excepción —figura constitucional que permite la intervención militar y la suspensión de ciertas garantías— se ha multiplicado. Mientras tanto, el Gobierno de Luis Arce insiste en que buscará resolver el conflicto “por la vía democrática”, aunque fuentes cercanas al Ministerio de Defensa reconocen que la opción de militarizar ciertas regiones ya está sobre la mesa.
“Los bloqueadores están actuando con niveles de violencia que superan cualquier manifestación social. Esto ya no es protesta, es guerra urbana”, afirmó un alto oficial policial bajo reserva.
Bolivia en vilo
Desde hace más de un mes, diversas regiones del país han sido escenario de bloqueos y movilizaciones exigiendo la renuncia del Presidente y denunciando una supuesta persecución política contra Evo Morales. En medio del caos, el país enfrenta un deterioro institucional alarmante, con pérdidas económicas millonarias y una población atrapada entre la radicalización y la parálisis.