Bogotá, 8 de junio de 2025 — Colombia amaneció sacudida. El atentado contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay ha dejado una estela de preocupación, indignación y preguntas sin respuesta. Uribe fue baleado mientras hablaba en un acto político. Hoy permanece en estado crítico. A continuación, los hechos, minuto a minuto.

Sábado 7 de junio — El ataque

Alrededor de las 5:00 de la tarde, Miguel Uribe hablaba ante simpatizantes en el barrio Modelia, localidad de Fontibón. El mitin no estaba en agenda oficial. De pronto, un joven se abrió paso entre la multitud. Llevaba un arma. Disparó.
El senador cayó al suelo con dos heridas: una en la pierna y otra en la cabeza.
En medio del caos, sus escoltas y voluntarios lo evacuaron de inmediato a la Clínica Medicentro de Occidente. Allí fue estabilizado por médicos de emergencia. Le salvaron la vida en los primeros minutos, pero el pronóstico ya era reservado.

La Policía capturó al agresor poco después. Era un adolescente, de entre 14 y 15 años. Portaba una pistola Glock calibre 9 milímetros. También resultó herido. Al parecer, intentó huir, pero fue reducido por los escoltas del senador.
El presidente Gustavo Petro fue informado del ataque cerca de las 5:30 de la tarde. Dos horas más tarde, Uribe fue trasladado a la Fundación Santa Fe, al norte de Bogotá. Ingresó en estado crítico.
Domingo 8 de junio — Silencio, cirugías y reacciones
Durante la madrugada, cirujanos especializados lo sometieron a una intervención compleja, que combinó neurocirugía y procedimientos vasculares. El parte médico fue claro: estado de máxima gravedad. El pronóstico, reservado.

A las dos de la mañana, el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, anunció la creación de un equipo élite para esclarecer los hechos. Se ofreció recompensa por información clave. La Fiscalía también activó a sus unidades especiales.
Al amanecer, el presidente Petro suspendió su viaje oficial a Francia. Desde la Casa de Nariño, condenó el atentado y recordó que la violencia también tocó a la familia Turbay en el pasado, con el asesinato de la madre de Miguel, la periodista Diana Turbay.

Pocas horas después, la Fiscalía reveló nuevos datos. El atacante disparó al menos nueve veces. En su celular, un mensaje previo al ataque: “Tiene que ser hoy”. Las autoridades no descartan la participación de un autor intelectual.
Al mediodía, decenas de ciudadanos marcharon en silencio por las calles de Bogotá. Con carteles, flores y banderas, la consigna fue una sola: “Miguel, amigo, Colombia está contigo”.
Durante la tarde, comenzaron a llegar los pronunciamientos internacionales. Más de veinte expresidentes iberoamericanos, además de gobiernos de Estados Unidos, Argentina, Perú y Chile, condenaron el ataque. Coincidieron en un punto: esto no es solo un atentado contra un hombre, sino contra el sistema democrático.
Las claves del caso
El atacante es un menor. Eso ya es grave. Pero lo que investigan ahora las autoridades va más allá: ¿quién lo reclutó? ¿Quién ordenó el ataque?

El arma utilizada fue una Glock 9 mm con cargador de alta capacidad. Se disparó nueve veces. El lugar del evento no contaba con la cobertura habitual de la Unidad Nacional de Protección. Un detalle que pudo marcar la diferencia.
Miguel Uribe es uno de los críticos más visibles del gobierno actual. Desde el Senado ha mantenido una posición firme, y su nombre suena con fuerza en las listas de precandidatos para 2026. Su perfil político y su crecimiento en las encuestas lo convirtieron, en silencio, en un blanco.

Lo que viene
Uribe sigue en cuidados intensivos. Los médicos esperan estabilizarlo antes de emitir un nuevo parte. Su familia ha pedido prudencia y respeto. Mientras tanto, la Fiscalía avanza en la trazabilidad del teléfono del menor detenido. Se busca al autor intelectual.
En el Congreso, partidos de todo el espectro han convocado para este lunes un acto conjunto de rechazo a la violencia política. Se espera una declaración unificada.
Este atentado ha reconfigurado el clima electoral. Pero también ha tocado fibras más profundas. En un país con heridas aún abiertas, la pregunta vuelve a ser la misma: ¿hasta cuándo?