Cinco personas mueren cada día en accidentes de tránsito en Bolivia: la imprudencia, la principal causa

Las carreteras del país siguen siendo escenario de tragedias que enlutan a cientos de familias bolivianas cada año. Solo en 2024, 1.748 personas perdieron la vida en accidentes de tránsito, lo que equivale a casi cinco muertes diarias. La mayoría de las víctimas eran jóvenes entre 18 y 45 años, y en la gran parte de los casos, la causa fue la imprudencia humana.

Según datos del Observatorio Boliviano de Seguridad Ciudadana y Lucha contra las Drogas, entre 2021 y junio de 2025 fallecieron 6.893 personas en siniestros viales. Entre 2023 y 2024, los fallecimientos aumentaron en un 15,38%, pasando de 1.515 a 1.748 víctimas.

Las estadísticas revelan que el 61,81% de los accidentes se debe a fallas del conductor: exceso de velocidad, conducción en estado de ebriedad y maniobras imprudentes. Solo en 2024 se registraron 18.304 accidentes en el país, de los cuales el 71,98% estuvo relacionado con errores humanos. Estos hechos dejaron además 15.817 personas heridas, cifra que también muestra un incremento respecto a años anteriores.

El subdirector de la Unidad de Tránsito, Edson Rojas, informó que los accidentes más recientes ocurrieron durante el fin de semana de silencio electoral, cuando se registraron 48 hechos de tránsito en Santa Cruz, con dos víctimas fatales: una persona atropellada en Yapacaní y otra que perdió la vida tras un choque en la Pampa de la Isla.

A nivel internacional, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que los accidentes de tránsito son la octava causa de muerte en el mundo, con 1,3 millones de fallecidos cada año. En Bolivia, la tasa de mortalidad es de 9,1 muertes por cada 100.000 habitantes, similar a la de Perú (9,8) y superior a la de Chile y Argentina.

Las autoridades insisten en que el desconocimiento y la falta de respeto a las normas de tránsito continúan siendo problemas graves. Muchos conductores no respetan la señalización, cruzan semáforos en rojo, realizan maniobras prohibidas o circulan con vidrios polarizados.

En el caso del transporte público, además de estas infracciones, se suman otras como recoger o dejar pasajeros en plena calzada, usar innecesariamente la bocina, alterar rutas establecidas o negarse a transportar a personas mayores y niños.

La imprudencia no solo está al volante. También se observa entre los peatones, que en muchos casos cruzan las calles sin precaución o caminan por la calzada.
Las autoridades llaman a la reflexión y responsabilidad de todos los actores del tránsito, recordando que detrás de cada número hay una vida perdida y una familia que queda marcada por el dolor.