
“En Bolivia ya no estamos hablando de riesgo, estamos frente a una realidad: el deterioro de la producción de alimentos es evidente”, advirtió Klaus Frerking, presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), tras conocerse el más reciente informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que alerta sobre la posibilidad de hambruna en el país entre junio y octubre de 2025.
Frerking lamentó que el Gobierno no haya tomado en cuenta las señales que desde hace meses vienen dando los productores. Aseguró que actualmente se registran cifras alarmantes: en Cochabamba apenas se cargó un tercio de los pollitos bebé habituales, las industrias recogen 25% menos de leche, y en Santa Cruz se dejaron de producir 200.000 litros diarios de este producto esencial. A esto se suma que no se sembraron al menos 40.000 toneladas de trigo.
“El productor hoy no sabe a qué surtidor ir para conseguir diésel y trabajar. Hay incertidumbre y falta total de incentivos. Y mientras tanto, los controles que aplica el Gobierno no tienen ningún efecto positivo”, sostuvo Frerking, visiblemente preocupado en declaraciones a la Red Unitel.
El informe de la ONU señala que el país enfrenta un deterioro acelerado de su seguridad alimentaria, debido a la inflación persistente, la caída de las reservas internacionales y la disminución del poder adquisitivo de las familias. Estos factores erosionan la capacidad de importar alimentos y de sostener la producción local.
Frente a este escenario, Frerking pidió dejar la ideología de lado y tomar decisiones urgentes: “Necesitamos biotecnología irrestricta para todos los cultivos. Tenemos un retraso con respecto a los países vecinos porque no se permitió innovar en el agro. Además, sin seguridad jurídica ni políticas reales, no se puede sostener la producción”.
Advirtió que los insumos ya subieron hasta 170% debido a la devaluación del boliviano, lo que impacta directamente en los costos y en el precio final que paga el consumidor.
La Cámara Agropecuaria remarca que el modelo agropecuario del Gobierno “fracasó” y que desde los escritorios no se puede seguir dirigiendo un sector clave para la alimentación de todo un país.
Mientras tanto, el kilo de pollo supera los Bs 30 en algunas regiones y las verduras siguen encareciéndose. La alarma ya está encendida. La pregunta es: ¿escucharán a tiempo las autoridades?