Claudia Pacheco- Presidente Colegio de Economistas de Santa Cruz

Bolivia enfrenta un panorama económico desafiante. El déficit fiscal alcanzó el 7,3% del PIB en 2024, mientras que las Reservas Internacionales Netas (RIN) se redujeron a Usd 1.976 millones, con recursos líquidos de Usd 46,8 milllones, un nivel crítico nunca antes visto (no alcanza ni para pagar 5 días de importación de combustible) y que limita la capacidad de respuesta ante shocks externos. La inflación acumulada es de 8,8% y en crecimiento. La creciente dependencia de importaciones para satisfacer la demanda interna agrava la vulnerabilidad económica, reflejo de un modelo económico falido y altamente dependiente de recursos naturales, que constituyen más del 70% de las exportaciones totales sin valor agregado. Entre los sectores más afectados, destaca el gas natural, cuyas exportaciones han caído entre 30% a 40% en el último lustro, afectando significativamente los ingresos fiscales. Por otro lado, la producción agrícola, particularmente la soya y otros granos, enfrenta restricciones debido a la falta de tecnología avanzada, mientras que el sector industrial opera a menos del 60% de su capacidad instalada por altos costos logísticos y burocracia. Sumado a ello, el contrabando ha afectado sobremanera la industria nacional,
En contraste, sectores como el turismo muestran potencial de crecimiento, con un incremento del 15% en visitantes extranjeros respecto al año anterior, impulsado por las iniciativas privadas. Sin embargo, este avance sigue siendo limitado debido a la falta de infraestructura adecuada y conectividad territorial.
A pesar de estos desafíos, las soluciones están al alcance de las autoridades y requieren decisiones políticas firmes. El primer trimestre de 2025 será crucial para dictar políticas económicas que prioricen subsanar nuestra deteriorada economía. Los gobernantes de turno tienen la oportunidad de demostrar su compromiso con el desarrollo sostenible y la estabilidad económica, implementando medidas que fortalezcan sectores clave, promuevan el marco jurídico que fomenten la inversión, garantizar seguridad jurídica, ofrecer incentivos tributarios que diversifiquen la economía, frenar la galopante inflación y asegurar la sostenibilidad fiscal.
El 2025 puede ser un punto de inflexión para Bolivia. Desde el Colegio de Economistas de Santa Cruz, reafirmamos nuestra disposición a colaborar con propuestas técnicas y responsables para construir un futuro más próspero. El éxito de este esfuerzo depende de la voluntad política de los líderes actuales para tomar decisiones audaces y priorizar el bienestar colectivo por encima de intereses personales.